El Turismo y la actividad que éste genera se han consolidado en las últimas décadas como motor económico y de generación de empleo en España, con datos récord de visitantes en 2019, superando los 83 millones de visitantes y de peso en el PIB nacional, con casi un 14%, según estimaciones oficiales.
Durante esas mismas décadas, la desigualdad de impactos sobre la comunidad y territorios donde tiene lugar la actividad, la falta de rentabilidad y viabilidad de muchas de las líneas de negocio que conforman el sector, y, otros riesgos de importancia no residual, han generado problemas con alguna materialización como el movimiento denominado “Turismofobia”, y no le han permitido ser el actor proactivo y generador de soluciones a problemas nacionales como la denominada “España vaciada”, así como hemos podido presenciar conflictos laborales como el personificado en las “Kellis”.
¿Innovación o tradición? ¿Turismo sostenible o de sol y playa? ¿Competitividad en precio o salarios “dignos”? ¿Empresa o usuario? ¿Calidad o volumen? ¿Disfrutar o proteger el lugar?
Para el modelo TRC, preguntas equivocadas, por premisas erróneas.
El TRC no es un tipo de Turismo, ni una campaña, ni un servicio, ni un producto, así como no pertenece a una empresa o es practicable en un momento del año o área geográfica.
El TRC es un proyecto técnico cuyo objetivo es que la entidad, administración o persona, aumente su competitividad y competencia sostenible y rentable, en los aspectos de Buen Gobierno, económico, social, cultural y medioambiental, con el resultado de certificarse como un activo para el planeta, es decir, que si a la entidad, administración o persona le va bien, al planeta le va mejor.
¿Para qué? Para ser un activo para el planeta.
¿Cómo? Demostrando, a través de un sistema técnico auditado, que la entidad, administración o persona, genera con su actividad más impactos positivos, o con más intensidad, que negativos, y, por tanto, si a la entidad, administración o a la persona le va bien, al planeta le va mejor.
Cuestión de voluntad, método y comunicación.
El TRC implica convicción, intención y capacidad de perdurar en una forma de ser, de actuar, de posicionarse y de operar, siendo parte del ADN y uno de los elementos que conforman la visión, misión, valores y propósito de la entidad, administración o persona. La eficiencia y beneficio del Turismo Regenerativo Competitivo aumentan proporcionalmente a la continuidad de la voluntad y compromiso.
El TRC no es cuestión de “buenismo”, ni de ocurrencia visceral, es método, es técnica, medición, sistema, debida diligencia, gestión de riesgos a través de una corrección identificación y diagnóstico, es, por tanto, un proyecto 100% técnico, con objetivos, metas, retos, riesgos, método, acciones, calendario, conclusiones y resultados.
Al igual que lo que no se mide no se puede ni controlar, ni utilizar, ni mejorar, lo que no se comunica no existe. El ser parte del TRC ha de ser motivo de orgullo, parte de nuestra marca personal, de nuestra reputación corporativa o de nuestra imagen como administración o entidad. Por esto, la transparencia en el proceso y capacidad de comunicar logros, resultado y posición, son elementos fundamentales del proyecto, comenzando la comunicación desde el minuto 1 de la acción.
Democratizar la sostenibilidad
La sostenibilidad es un elemento que casi todos hemos escuchado, que a una mayoría le parece deseable, pero, que, pocos conocen en su amplitud, que para muy pocos es tangible y menos todavía, se ven como agentes activos en su aplicación.
El TRC democratiza y facilita la forma de actuar de forma regenerativa y competitiva.
¿Por qué regenerativa y no sostenible?
Hacer menos daño o intentar degradar “lo justo” no es suficiente. Así como tratar a la industria turística y turistas de problema, no es admisible, recordando que la sostenibilidad de muchos territorios y comunidades dependen de la actividad turística.
La actividad turística, en un modelo TRC, es un activo, uno de los motores de la economía y salud social, cuidador del medio ambiente, espejo de buenas prácticas empresariales y de relación entre shareholders, así como es pilar fundamental de conservación y divulgación del patrimonio cultural del lugar, con un papel vital sobre el patrimonio intangible.
Ser regenerativo incorpora la concreción de los campos de actuación, la introducción de metas, KPI s y un sistema de evaluación, calificación y auditoría, así como construye y comunica de forma transparente, la balanza de impactos, lo que permite certificar con rigurosidad y orgullo, en casa de ser así, que se genera más impactos positivos que negativos.
Pasamos de hacer menos daño, a hacer el bien mientras realizamos nuestra actividad habitual.
¿Qué medimos? Fórmula TRC
[[IPBG + IPEC + IPSO + IPMA + IPCU] > [INBG + INEC + INSO + INMA + INCU]] -> TRC
Ciclo para el éxito de nuestro plan de acción
Lidera tu proyecto, lidera tu futuro. Sólo hablando en primera persona y siendo el primer beneficiario y responsable de la acción podemos comenzar. No se puede ejecutar el proyecto de otro.
Mide, mide y mide. Mide con tus medios, y a donde no llegues apóyate para llegar. No saber donde estamos nos puede hacer fácilmente no poder controlar hacia donde vamos. La intuición no basta. Si no hay datos no hay diagnóstico.
Analiza y comprende. El dato es una herramienta, no un fin, y, dependiendo de la calidad, amplitud e intensidad en el análisis, con el mismo dato, podemos arrancar un proceso exitoso o uno que nos lleve a resultados ni esperados, ni en ocasiones, deseados.
Alíate, sólo no puedes, ni debes. En un mundo hiperconectado, impactas y te impactan, así como el resultado está vinculado a múltiples responsables, por lo que es de vital importancia ejercer un liderazgo de la esfera múltiple, trazando auténticas alianzas dirigidas duraderas.
Controla el proceso, controla el resultado. La comisión regenerativa competitiva tiene que controlar de forma permanente, organizada y con un plan de contingencias ante desviaciones de resultado, la evolución del proyecto, con una comunicación fluida productiva con todas las partes interesadas.
Mejora, es una obligación. El proceso nunca puede concluir con el beneplácito del comportamiento previo a la acción. Si eres bueno, hay que ayudarte a ser mejor, a tener un mejor resultado en todas las esferas, y, colaborar por que el buen resultado se ancle en cuanto a su durabilidad.
Comunica lo que eres, o que haces, lo que impactas. Orgullo de lo conseguido que genere retorno a lo invertido. El esfuerzo tiene que tener recompensa, y, en ocasiones, la falsa molestia lastra el SROI, algo que nada tiene que ver con acciones de Green washing o movimientos basados en marketing sin hechos. Contar lo que haces es lícito, deseable, y, necesario para generar un sistema en el que hacerlo bien es rentable.
Rentabiliza lo que hagas. No es egoísmo, es justo, es necesario, y, es uno de los principales fines del proyecto.
¿Es un proceso largo de resultados a largo? No, es un proceso continuo de mejora constante, pero de reconocimiento, de comunicación y de rentabilización desde el minuto 1.
¿Empiezo con todo o vamos parte a parte? El modelo es integral, aprovechando las fortalezas y aspectos más avanzados para aplicar desde la eficiencia en un resultado de impacto global, adaptando el plan de acción a la realidad, expectativa y capacidad de la empresa, administración o entidad.
¿Comenzamos?