Motivada por valores y compromisos alineados con el progreso social y el desarrollo sostenible, enfoqué mi trayectoria profesional en esta dirección, lo que me llevó a encontrarme con proyectos tan necesarios y relevantes en la actualidad como La Buena Huella.
Conducir tu carrera profesional hacia actividades destinadas a generar un impacto sostenible en la sociedad, es una elección verdaderamente gratificante a la vez que arriesgada. Para ser honestos, este tipo de profesiones no se encuentran entre las más competitivas del mercado laboral, en términos del valor económico que generan. Actividades relacionadas con la tecnología, la industria, las finanzas o la banca suelen generar mayor empleo y suelen ir acompañados de mejores salarios. Sin embargo, frente a estos pronósticos, elegir una profesión con impacto social va acompañado de la búsqueda de la realización personal y de la puesta en práctica de los valores y compromisos con la sociedad.
Yo misma, decidí tomar una trayectoria laboral que me permitiese generar un impacto positivo ofreciendo mi contribución hacia la sostenibilidad, el respeto a los derechos humanos y la justicia social. Por ello, tras graduarme en Estudios Internacionales y conocer más sobre las desigualdades y las problemáticas sociales, decidí especializarme en Cooperación y Desarrollo Internacional y buscar mi camino en proyectos e iniciativas que me permitiesen aportar mi granito de arena al progreso social.
De esta forma, me surgió la posibilidad de colaborar con La Buena Huella. Para mí, La Buena Huella, nace como un proyecto necesario, en un momento global de inestabilidad e incertidumbre, para hacer posible que profesionales de diferentes ámbitos se unan para impulsar proyectos comprometidos con un objetivo firme de desarrollo sostenible, cada vez más relevante.
Ahora más que nunca, debemos unir fuerzas para aproximarnos a una ejecución más tangible (en términos de los beneficios que observamos en la sociedad) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos objetivos, adoptados por las Naciones Unidas en 2015, marcan la hoja de ruta a nivel global e integral para conseguir un mundo más sostenible. Pese a la ambición de la Agenda 2030 que los recoge, reconocer su relevancia, sobre todo en el momento actual, y acoger sus metas como propias nos llevaría hacia un modelo social más sostenible.
Me refiero a la relevancia de estos Objetivos en el momento actual, ya que la relación entre salud y sostenibilidad se ha agudizado durante la presente crisis sanitaria y económica. Así, las organizaciones internacionales, como la propia ONU, reconocen que sociedades más sostenibles y equitativas hubieran respondido con más resiliencia frente a la emergencia sanitaria.
Por todo ello, urge la necesidad de alinear cualquier actividad profesional con objetivos de desarrollo sostenible y crear alianzas y colaboraciones para su cumplimiento. Así, La Buena Huella, contribuye a que esto sea posible, actuando para que el desarrollo sostenible se vislumbre cada vez menos como una utopía y se integre en el ADN y el imaginario de entidades y empresas.
A nivel personal, este proyecto se presentó ante mí como una oportunidad para hacer realidad mis deseos de contribuir con mi actividad profesional al Desarrollo, ya que, como manifiesta la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo de la ONU, ya desde 1986:
“Todos los seres humanos tienen, individual y colectivamente, la responsabilidad del Desarrollo”