Entrevista con Víctor Fernández Morales, co-fundador y director de La Buena Huella, para hablar de su trayectoria y visión de la responsabilidad social corporativa y la sostenibilidad así como de las buenas prácticas de su organización.
¿Podrías empezar explicándonos cómo llegaste a este mundo de la RSE y qué recuerdas de esos inicios, cómo estaba la RSE en nuestro país y tu organización en la materia?
La RSE es un estado, una forma de entender tu posición como profesional, con la empresa y con el océano que os rodea, y, bajo esta premisa, cuando en 2005 era administrador de una mercantil que acabábamos de constituir, con pocos fondos y no pocas dificultades, y decidí reglar una relación con una persona bajo contrato laboral en formato indefinido, en vez de ajustar la relación a través de un contrato mercantil, como era norma habitual en el rol y la función que la persona prestaba, creo que fue cuando comencé a aplicar RSE, ya que, hasta que no supone un esfuerzo, e incluso un coste, la RSE ni requiere de responsabilidad, ni tiene que ver con la empresa.
A DIRSE le debo el considerarme que soy parte de un grupo humano y de corporaciones que estamos alineados con un propósito común, así como a la profesionalización de la actividad, así como le debo al Observatorio de RSC en España la formación y rigurosidad en el enfoque que me han enseñado.
La Buena Huella, entidad de la que soy Socio fundador, nació ya con el ADN marcado de la sostenibilidad aplicada, incluida específicamente en los estatutos de la empresa, en la identidad corporativa y en el porfolio de servicios.
¿Cómo ha evolucionado la estrategia de RSE de tu organización en estos últimos años hasta la actualidad y cuáles son, actualmente, sus principales líneas de actuación?
La RSE en nuestro caso, es pilar esencial del ADN, forma parte de la empresa como producto y al tangibilizarse como servicio, se convierte en el objeto mercantil sobre la que pivota la supervivencia y rentabilidad corporativa.
¿Puedes poner ejemplos, citar buenas prácticas de tu organización en estos temas?
Contratación: Nos apoyamos en la Red Incorpora de La Caixa y en Fundación A La Par.
Cadena de suministro: Código ético concreto y estrategia de relaciones duraderas de valor, destacando la priorización de aquellos proveedores con una responsabilidad ESG declarada, como en energía “Luz Solidaria”, en material de oficina a “Sheedo”, como proveedor mobiliario y decoración a “Fundación Amás”, o en digitalización ESG a “Aplanet”.
Redistribución de ingresos: Reinvertimos el 5% de nuestro ingreso bruto antes de impuestos en el territorio sobre el que impacta nuestra actividad a través de la donación a entidades locales del tercer sector.
Transparencia: Pese a no estar obligados por las leyes 11/2018 o 6/2019, elaboramos nuestro reporting bajo los máximos estándares de transparencia y accesibilidad a la información.
Bosque La Buena Huella: Por cada proyecto se siembra un árbol por parte de la organización Saving The Amazon, siendo el obsequio de la siembra y cuidado un seño identitario corporativo.
Cultura corporativa hacia la conciliación y el teletrabajo. Tenemos un plan personalizado para maximizar la eficiencia en el puesto de trabajo, así como la mayor satisfacción y conciliación por parte de las empleadas y empleados.
¿Qué papel tiene en la misma la comunicación de la RSE, qué destacarías de la misma?
La comunicación es la base, así como que a través de esta se inicie la formación, y con el empoderamiento de las partes, se las capacite para intervenir como agentes proactivos en la consecución de resultados, tomando la responsabilidad de los impactos positivos y negativos que su comportamiento y acciones generan.
¿Cuáles son las principales ventajas y beneficios de apostar por la RSE?
Múltiples, pero afinando podemos englobarlas en que sostenibilidad, rentabilidad y reputación, van de la mano.
¿Cuáles son, en tu opinión, los principales errores que se siguen cometiendo en la actualidad en torno a la RSE y cómo subsanarlos?
Múltiples también, pero creo que alejarlo de la realidad de las partes es mortal, así como “santificar” la sostenibilidad y dejarla en un estadío de virtud que se observa por la comunidad como alejada a su conocimiento y capacidad, lo que condena a los mismos a unos comportamientos no sostenibles por desconocimiento.
Aún se oye en determinados foros y personas que las empresas ‘hacen’ RSE por cosmética, por lavado de imagen, porgreenwashing, ¿qué opina de ello y cómo revertir la situación?
Me parece que el motivo, opinable o no, es menos importante que la acción, y que, si la acción es verificable en cuanto a su impacto positivo ESG, es lo que debemos valorar.
¿Cómo están fomentando en tu organización la comunicación y el diálogo con los grupos de interés, cómo lo llevan a cabo y cuáles son las principales buenas prácticas qué destacaría?
La entidad cuenta con una comisión permanente, con objetivos publicados internamente, calendario de ejecución y puntos de control ante posibles divergencias.
El máximo responsable, a quienes reporta la Comisión, es el propio Consejo de Administración.
En cuanto al dialogo con los Grupos de interés, se realiza a través de los interlocutores correspondientes por función y departamento, existiendo canales de reporte interno para la transmisión y atesoramiento de la información relevancia por Grupo y relación.
¿Cuáles son, en tu opinión, los retos y desafíos de la RSE en nuestro país?
Penetrar de forma práctica en las entidades sin adherir más detractores que aliados, ni más costes que beneficios, debiendo incorporarse como u activador y no como un elemento disruptivo, lo que puede hacer peligrar la viabilidad a corto de la propia entidad.
¿Y los retos de tu organización? ¿Cómo los vais a llevar a cabo?
De forma largoplacista, apoyada en su integración en procesos productivos y combinando de la mejor forma que podamos, ambición y holismo, con capacidad a la frustración y adaptación a la capacidad corporativa en cuanto al alcance y velocidad de los elementos que conforman nuestra RSE.