La Fundación Plan21 trabaja desde hace más de 20 años, de manera voluntaria, con el objetivo de contribuir al desarrollo humano sostenible. En esta nota quiero compartir mi experiencia personal, y dar mi opinión acerca del voluntariado y la sostenibilidad, particularmente desde el sector turístico.
La fundación Plan21 nació como concepto a fines del siglo pasado de la mano de un grupo de argentinos interesados en la sostenibilidad, que buscaban un mundo que respete las condiciones dignas que permitan el desarrollo de todas las personas, en armonía con el respeto por nuestro planeta. Desde entonces, y en conjunto con muchas organizaciones aliadas en diferentes países del mundo, la fundación logró llevar a cabo diversos programas dedicados a aportar una mirada más sostenible.
Entre ellos se destacan:
- Carbonocero (iniciativa que busca concientizar acerca de la huella de carbono, y ofrece mediciones y certificación)
- El Programa de Turismo Sostenible (uno de los primeros de Latinoamérica)
- Ediciones Plan21 (que planta un árbol por cada libro vendido).
Como estudiante de Turismo, llegué a la fundación en busca de experiencias que me acerquen de manera concreta a la sostenibilidad. Cuando elegí mi carrera, lo hice pensando en todos aquellos lugares turísticos, que sufren los impactos negativos de una actividad mal desarrollada y planificada: no sostenible. Con esto en mente, siempre exploré lugares desde dónde contribuir o aportar a la realización de un turismo mejor, es decir:
- Que cuide su entorno natural,
- Que favorezca a todas las personas,
- Que tenga en cuenta a su comunidad receptora,
- Que distribuya equitativamente las reservas, y
- Que ofrezca experiencias que sumen al desarrollo personal de cada turista.
La sostenibilidad en el turismo, es por excelencia, la herramienta para lograr todos estos objetivos que tenía en mi cabeza. Aunque lo cierto es que en cierto punto pueden llegar a sonar idealistas, porque son más los casos donde esto no se cumple, que los casos exitosos en este sentido.
Hoy en día, la sostenibilidad ganó gran relevancia, tanto en el turismo como en la vida en general. La sociedad parece haber asumido sus responsabilidades sobre los impactos negativos que nuestro ritmo de vida tiene en el planeta. Con la creación de los ODS, y la visibilidad que obtuvo el desarrollo sostenible en los ámbitos educativos y sociales, ser sostenibles se volvió cosa de todos.
A pesar de ello, y de la cantidad de movimientos, propuestas y acciones dedicadas a generar un turismo que desarrolle dentro de los parámetros de la sostenibilidad, pareciera haber más teoría que práctica. Como joven estudiante, esto resulta un tanto desalentador, no sólo como futura profesional del turismo, sino como individuo que va a recibir los impactos negativos de un mundo cada vez es más contaminante.
Entendí que todos debemos ser personas más “sostenibles”, en cualquier ámbito de nuestra vida y desde el lugar que ocupemos, en mi caso, desde el turismo. Es entonces, cuando ser voluntaria tiene sentido. Porque se trata de involucrarnos con aquello que nos importa. Es dar una mano y aportar nuestro granito de arena, con cualquier persona dispuesta.
Hoy nos toca ser agentes de cambio, pero esto no es tan sencillo. Tenemos que buscar las oportunidades para generar cambios reales y perdurables. Se trata de encontrar el espacio para potenciar la actividad hacia un modelo de sostenibilidad. Como joven comprometida con “lo sostenible” encontrar espacios como Plan21 donde desarrollar y potenciar estas habilidades, es una oportunidad de involucrarnos realmente.